Esto último, considerando que los distintos territorios experimentan su propia sismicidad de origen cortical superficial, por lo que se trata de un riesgo constante del que hay que estar permanentemente actualizado, al tiempo de articular una red de trabajo desde la academia con organizaciones e instituciones dedicadas a la intervención y respuesta en fenómenos sísmicos.

En este sentido, la investigadora UOH recomienda avanzar a partir del conocimiento de la “Ley 21.364 para el Sistema y Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres: Una Nueva Institucionalidad para una Sociedad más Resiliente”, con la que se pueden desarrollar mesas de trabajo a escala nacional y/o regional, enfocadas en la preparación multisectorial en la gestión y mitigación de riesgos.

“Se trata de un trabajo participativo y colaborativo entre la academia, la ciudadanía, las instituciones como Senapred, MOP, MINVU, DGA, Seremi del Medio Ambiente, los Gobiernos Regionales (GORE), CONAF, municipalidades, junto al de otras organizaciones no gubernamentales, con el que podemos generar consciencia acerca de los peligros geológicos que contiene la realidad sísmica chilena, y la posibilidad de prevenir mayores consecuencias”.